12 de julio de 2008

Bioquímica e influencia cultural en la maternidad

Este es un artículo publicado hoy en El País, en el que se habla de la bioquímica, la influencia cultural y social y su relación con la maternidad y el apego. Es interesante, aunque muy largo, porque habla de lo que ocurre en el caso de los niños adoptados o en la paternidad y me ha parecido interesante leerlo.

Las madres quieren a sus hijos. Pero ¿por qué a veces resulta que ese absoluto no lo es tanto, como demuestra el fenómeno, universal y atemporal, de los abandonos? ¿De qué está hecho el vínculo madre-hijo? Los científicos le prestan cada vez más atención. Están averiguando cómo se establece, qué papel juega en el desarrollo y si deja huellas en el futuro adulto. Y ¿qué pasa con los padres? De fondo está el debate eterno de cuánto en nuestro comportamiento es biológico y cuánto cultural. La respuesta es: mucho más de lo que creemos -y esto vale para lo biológico y para lo cultural-.

El amor, ya se sabe, es pura química. O pura biología. Los neurobiólogos conocen ya varios ingredientes, como la hormona oxitocina y los opiáceos, que intervienen en lo que ellos llaman apego, y saben en qué áreas cerebrales actúan. Por ejemplo en los circuitos de recompensa, que nos hacen querer más de lo que nos da placer. La cosa es simple hasta el punto de que sin estas hormonas no hay amor. Ni amor materno, ni de pareja. El cóctel químico cambia más o menos en cada caso, pero siempre está ahí. La conducta humana, incluso en rasgos tan personales como la generosidad, la confianza o la capacidad de amar, depende de unas cuantas moléculas.
La mencionada oxitocina, en concreto, parece ser una auténtica bomba de emociones positivas.

En los últimos años se ha demostrado su importancia en la sociedad y la familia, tanto en animales como en humanos. Hace tres años el grupo de Paul Zak, director del Centro para Estudios Neuroeconómicos, en California (EE UU), vio que si rociaba con oxitocina a varios voluntarios, éstos se volvían mucho más dispuestos a confiar su dinero a un extraño. Y funcionaba sólo entre personas, no cuando se trataba de invertir por ordenador. También es reciente el hallazgo de que el distinto comportamiento familiar de dos especies de roedores, por lo demás muy similares, se debe a la oxitocina y a otra hormona similar, la vasopresina. La especie que vive en llano crea relaciones monógamas largas para cuidar a las crías, mientras que en la de montaña hay mucha promiscuidad y los machos pasan de la prole. Las primeras tienen muchos más receptores de oxitocina y vasopresina que las de montaña.

Es decir, que "la oxitocina es el pegamento de la sociedad, tan simple y tan profundo", ha declarado Zek, cuyo trabajo ha publicado Nature. Los opiáceos, por su parte, son los encargados de mantener la conducta y de hacernos en cierto modo adictos al afecto. Varios trabajos han demostrado que los ratones sin receptores de opiáceos no muestran preferencia por sus madres. Y al contrario, cuando a crías de rata sanas se las separa de sus madres son los opiáceos y la oxitocina lo que calma su ansiedad.

Pero, volviendo al vínculo materno-filial, ¿en qué momento producimos las personas más oxitocina? No es difícil adivinarlo: en el orgasmo, en las interacciones sociales placenteras y durante el parto y la lactancia. Así que el amor materno empieza a fraguarse muy pronto, a base de hormonas. No en vano la Organización Mundial de la Salud recomienda hoy que el recién nacido sano y su madre estén juntos -la observación del bebé "no justifica la separación", dice la OMS-, y que la lactancia sea "inmediata, incluso antes de que la madre abandone la sala de partos".

La mayoría admite hoy que hay un periodo sensible inmediatamente después del parto, en el que el recién nacido está tan receptivo al olfato y al tacto que, colocado sobre el cuerpo de su madre, puede llegar él solo al pezón y empezar a chupar. En cuanto a la madre, para ella el bebé es una máquina de producir sonidos, caricias y olores que disparan su neuroquímica del amor. Basta que el bebé chupe los pezones para que ella produzca oxitocina y prolactina. Y el pequeño no sólo busca comida. Harry Harlow -para muchos un torturador de animales- demostró en los sesenta que los bebés de mono prefieren madres falsas de cálido paño incapaces de alimentarlos a otras con biberón hechas de alambre.

"El recién nacido es un mamífero que necesita el contacto con la madre que lo acaba de parir. Tiene que sentir su olor, su tacto, escuchar su voz", dice Gema Magdaleno, matrona del hospital La Paz, en Madrid. "Lo antinatural es separarles. La madre y el hijo son dos desconocidos que necesitan reconocerse, es algo muy animal. En ese primer momento comienza la impronta". En La Paz están empezando a implantar el método piel con piel cuando el niño nace sin problemas: tras una inspección rápida el bebé sano es colocado desnudo junto a su madre y suben juntos a la habitación en la misma cama. "Las madres están mucho más satisfechas. Y en los recién nacidos hay síntomas físicos clarísimos: no lloran, respiran más tranquilos, buscan la mirada de su madre, tienen movimientos más armónicos y comienzan antes a mamar. Lo raro es que a estas alturas haya que explicar algo obvio", dice Magdaleno.

No siempre fue tan obvio. Con la medicalización de los partos -que trajo un gran descenso en la mortalidad infantil- también se impuso el uso de nidos, y pareció olvidarse un comportamiento madre-hijo que millones de años de evolución han seleccionado para promover la supervivencia de una cría que nace muy inmadura. Ha habido que redescubrir la importancia del contacto para que métodos como el piel con piel se vayan imponiendo con mayor o menor rapidez.
En España parece que con menor. "En muchos hospitales españoles aún se tarda mucho en poner a los hijos con sus madres", dice Ibone Olza, psiquiatra infantil del hospital Puerta de Hierro y miembro de la campaña Que no os separen (www.quenoosseparen.info) que promueve el piel con piel, también en prematuros.

El problema es más grave con los niños que no nacen sanos, y que quedan ingresados cuando "no han llegado aún a hilvanar los sentimientos padre-madre-hijo", explica Carmen Pallás, jefa del Servicio de Neonatología del hospital 12 de Octubre. Sólo 8 de 83 unidades neonatales españolas dejan entrar libremente a los padres, dice Pallás: "La mayoría restringen las visitas de forma drástica, en algunos casos impidiendo cualquier tipo de contacto a lo largo de todo el ingreso. La relación padres-niño puede verse seriamente distorsionada en estos casos". En el 12 de Octubre hay voluntarios, a menudo personal del propio hospital, que practican el piel con piel con bebés que, por distintos motivos, no pueden ser visitados por sus padres. Los beneficios de esta práctica se consideran probados.

Ahora bien, ¿qué pasa cuando el vínculo no puede establecerse en el nacimiento? ¿Qué pasa en las cesáreas? ¿En los niños adoptados? "El momento en torno al parto es una oportunidad muy buena, pero lo bonito es que hay muchas más. Los padres de niños adoptados establecen vínculos muy intensos con sus hijos", responde Olza. "Los niños tienen una plasticidad enorme. Incluso si traen secuelas, su capacidad de superación cuando tienen unos padres que los quieren es maravillosa".

Eso que muchos niños con secuelas deben superar es la muesca cerebral de la indiferencia. Un estudio hace tres años descubrió que niños que habían pasado sus primeros años en orfanatos de la Rumania de Ceausescu respondían con menos oxitocina de lo normal a sus madres adoptivas. También se ha visto que los niños que no han podido establecer vínculo alguno con un cuidador tienen a menudo síntomas propios del autismo. Y es que hoy se sabe que la explosión bioquímica del apego moldea el cerebro y deja su firma en la vida adulta.

"En la última década el estudio del desarrollo del cerebro ha dado evidencias incuestionables sobre la importancia de los afectos y la formación del vínculo del recién nacido", explicó la neurobióloga chilena Eugenia Moneta en una reciente charla en el hospital del Niño Jesús, en Madrid. "El desarrollo del cerebro depende de interacciones externas, en particular las relaciones de afecto con los cuidadores. Estos aspectos afectivos moldean las redes neuronales". Pero esta experta recuerda también que, al margen de cuándo empiece, el apego se construye toda la vida.
Hasta aquí, el inmenso poder de la biología. Pero entonces, ¿por qué a veces falla?

En la Comunidad de Madrid (CAM), cada año entre 30 y 40 madres dan sus bebés en adopción tras parirlos en hospitales -se llaman renuncias hospitalarias-. Y anualmente se dan unos tres abandonos en la calle, que se sepa. En la Comunidad Autónoma de Madrid dicen que estos datos no han variado en los últimos años. En Cataluña hubo 54 renuncias hospitalarias en 2007, 57 en 2006 y 43 en 2005; un bebé fue encontrado en la calle en ese periodo. Cada comunidad tiene sus datos. Y no parece que el fenómeno aumente sino más bien al contrario.

En cualquier caso el abandono no es algo nuevo, a pesar de que varias ciudades europeas han instalado buzones-bebé. La antropóloga estadounidense Sarah Blaffer Hrdy habla en El pasado, presente y futuro de la familia humana de miles de niños abandonados en instituciones de París en torno a 1780. Investigadores del Instituto de Economía y Geografía (IEG) del CSIC dicen que Madrid no era muy distinto. En 1812 entraron en la inclusa madrileña 1.800 niños abandonados, y murieron todos. "A lo largo del primer tercio del siglo XX esa cifra se mantuvo entre 1.300 y 1.500 niños cada año, de los que morían el 62%", explica la doctoranda del Instituto de Economía y Geografía Bárbara Revuelta.
¿Qué pasó en esa época con el instinto maternal? Datos como los anteriores han hecho que muchos nieguen su existencia, y devuelvan el peso a la sociedad. "La maternidad entraña una decisión, no es exclusivamente biológica. Empieza con una aceptación, un deseo, de cuidar un niño", ha dicho otra antropóloga, Nancy Scheper-Hughes, que estudió una localidad brasileña muy pobre donde las madres dejaban morir a algunos de sus hijos.

Antropólogos, trabajadores sociales e historiadores identifican elementos comunes en los abandonos: falta de recursos y, sobre todo, de apoyo del entorno social o familiar. ¿Va a resultar al final que el entorno social gana la partida a la biología? Blaffer Hrdy no se resigna a ello, y compara a los humanos con los tamarinos. En estos primates los machos son indispensables para cuidar la prole, hasta el punto de que cuando no están disponibles la madre puede abandonar las crías. Lo social, entonces, se integra en la biología: la madre sabe que si trata de cuidar sola a las crías ella misma morirá, algo fatal para la evolución, que no selecciona esa conducta.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Amor/madre/solo/quimica/elpepusoc/20080713elpepisoc_1/Tes

15 de junio de 2008

Árbol genealógico para las familias biológica y adoptiva



Hace unas semanas, colgué una entrada con un árbol genealógico para los niños, en forma de árbol.
Después he encontrado en la web, este árbol genealógico doble, donde los niños pueden escribir el nombre de sus dos familias, la biológica y la adoptiva.

Adoptar no debe significar siempre que pasemos una página en las vivencias del niño.
Aún si han tenido malas experiencias, es posible que los niños se hayan sentido queridos y felices en algún momento, que recuerden buenas experiencias con su familia de origen, aunque naturalmente, no en todos los casos.
Incluso, que en situaciones muy complejas, hayan sido capaces de crear apego.
La vida de estos niños no es siempre una linea continua, a veces está llena de saltos y puede, que sus padres o abuelos, les dieran vivencias importantes que hayan guardado en su memoria.

Otras veces, esto no será posible por desconocimiento o por situaciones muy difíciles.
Hablar de ello es siempre positivo para el niño y es bueno que sea algo espontáneo y natural.Incluso no pasa nada, si ellos quieren dejar en blanco los espacios.

Hace dos semanas, pasé estos árboles a una mamá, que me contó que su hijo de seis años, no escribió nada en sus papás biológicos y días más tarde, escribió el nombre de sus abuelos. El espacio de sua padres biológicos sigue en blanco. Cada niño hace de esto su propio acercamiento y no pasa nada, es una forma de trabajar con sentimientos, que muchas veces son confusos o angustiosos para ellos.

Para mí al menos, la vida de nuestros hijos no empieza con nosotros, pienso que es muy importante que no excluyamos todo su pasado, que antes o después querrán recuperar para ellos mismos. Es una parte de su historia y siempre formará parte de sus emociones.
Estos árboles son una forma de trabajar con ellos, de normalizar el concepto de la adopción y de familia, de construir su pequeña historia.

Podéis colorearlo juntos, dibujar caras en vez de escribir nombres, pegar fotografias.
Que sea algo abierto, distinto para cada niño.
Me ha parecido una manera más de acercarnos a su historia, de respetar y dar valor a su vida anterior, en algunos casos, a las personas que alguna vez les cuidaron y quisieron, por muy difícil que fuese su vida.
Y en niños en que esto no sea posible, de acercarles al significado de los dos términos.

31 de mayo de 2008

Libros vivos de Editorial SM

http://www.librosvivos.net/juegos/juegos.htm





http://www.librosvivos.net/repasaeso.html



En aprender a aprender, Técnicas de estudio, como estudiar en casa, cómo realizar síntesis, consultar el diccionario o ejercitar la memoria.

3 de mayo de 2008

Niños vinculados, niños felices ( III parte )

Esta es la última parte de los artículos sobre vinculación que publiqué en anteriores entradas, del Dr Gregory Keck.

Las familias esperan meses, quizás años para abrazar a su hijo por primera vez, sueñan con este momento y se preparan para este encuentro, esperando que todos los sueños se hagan realidad.

Pero es importante pensar si vuestro hijo ha podido prepararse como vosotros.
¿Cómo se sentirá cuando os vea por primera vez? ¿Qué sentirá, qué pensará? ¿Entenderá lo que le está pasando? ¿Qué ocurre si llora al principio? ¿Cómo reaccionareis? ¿Como os sentiréis?.

Para estar abiertos completamente a esta experiencia y para el momento en que conozcáis a vuestro hijo, necesitáis entender las realidades que ha experimentado y que transición debe seguir desde su perspectiva, qué podéis hacer para hacer esta transición sea lo menos difícil para el niño.

Imaginad a un niño pequeño jugando en el único lugar que ha llamado siempre hogar. De repente, su cuidadora lo coge, lo lleva a través de un largo pasillo y entra en una habitación que nunca ha visto.
En ella hay personas que lo esperan con los brazos abiertos, los flashes de las cámaras y las cuidadoras diciendo palabras que no le son familiares, como mamá y papá.
Todo lo que el niño ha conocido hasta ese momento cambia en un instante. ¿Cómo se siente? Está rodeado de gente que parece diferente, que huele de forma diferente a él. Vuestro hijo podrá ser tímido e inaccesible al principio. Podría estar aterrorizado y rehusar incluso mantener contacto visual con vosotros. Podría dejar que le cogierais por un momento y entonces volverse hacia lo único que conoce, su cuidadora.

Habéis esperado mucho tiempo para abrazarlo, solo para ser rechazados. Las familias han descrito muchos encuentros con el niño. Cada niño es único y tiene su propia personalidad y reaccionará al encuentro de distinta manera. Es este el momento en que debéis abandonar todos vuestros sueños y expectativas y trabajar en esta nueva relación. Vuestro hijo necesitará tiempo para ajustarse y necesitareis darle este tiempo, seguir el ritmo que precise.

Visitareis a vuestro hijo varios días en el orfanato. Podéis esperar que sea muy dependiente de sus cuidadoras y reacio a acercarse a vosotros. Las cuidadoras juegan un papel instrumental en el proceso de transición. Su presencia y apoyo ayudarán a vuestro hijo a sentirse seguro con vosotros.

Su cuidadora puede estar cerca de vosotros los primeros días. A veces es más fácil que no esté en la habitación, para que el niño no pueda depender de ella, pero esto es siempre diferente en cada niño y cada situación. Tenéis que entender que su cuidadora le quiere y siente tristeza de perderlo. El niño necesitará tiempo para trasladar su cariño y su atención de la cuidadora hasta vosotros. Esto precisará tiempo y paciencia por vuestra parte.

Mary Hopkins-Best, autora de varios libros sobre adopción explica " durante la primera visita los padres deberían ser tratados como invitados importantes y bienvenidos, cuyo trabajo primario es observar al niño y su cuidadora".
Deberíais escuchar y aprender en la primera visita. Quizás queráis grabar las canciones que la cuidadora le canta o aprender los juegos a los que juega con ella. Mientras interactuéis con la cuidadora, tratad de ser como estudiantes. Vuestro trabajo es observar, escuchar y aprender todo lo que podáis del mundo de vuestro hijo.

Vuestro hijo experimentará una extensa variedad de emociones durante este periodo de visitas. Puede sentirse culpable o pensar que traiciona otros afectos. Podría estar confundido por estos nuevos sentimientos hacia vosotros. Podéis encontrar que actúa extremadamente feliz en una visita y desinteresado en la siguiente.

Esto es absolutamente normal. ¿Significa esto que vuestro hijo tiene problemas de vinculación? ¡NO! Es una reacción normal de un niño confundido que está vinculado a su entorno, es un signo positivo ver estas cosas en vuestro hijo, porque esto significa apego y vinculación. Estaréis fascinados por lo que el niño entiende, incluso cuando no puede verbalizarlo. Estos niños son verdaderos supervivientes.

Unos padres que adoptaron un bebé de doce meses en Kazajstán recuerdan la tristeza en los ojos de su hijo y su desinterés. Cuando tomamos el vídeo y le adoptamos, ya había habido otra familia interactuando con este grupo de niños. Le dieron caramelos y le prestaron mucha atención. Al final, adoptaron a una niña y dejaron a nuestro hijo. Esto tuvo un impacto enorme para él. Cuando llegamos a Kazajstán, no era el mismo. Su pequeño corazón había empezado a conocer lo que es el sufrimiento. Entendió que no había sido elegido. Incluso en los peores escenarios, estos bebés y niños son supervivientes.
Sobreviven e incluso se enfrentan a circunstancias que nos destruirían a la mayor parte de nosotros.

A medida que progresa vuestra visita, os daréis cuenta de que el niño está más vinculado a los 4-5 días. Esto es fascinante. Erais dos extraños hace solo unos días y ahora vuestro hijo os busca y llora cuando os vais. Algunos niños en los orfanatos, han aprendido a vincularse rápidamente en la primera vista con sus padres, porque nunca han visto hombres y ya están vinculados a las mujeres. Podrían entender que la madre reemplaza a su cuidadora a quien ya quieren, por lo que podría haber sentimientos de resentimiento hacia su nueva mamá.

Como madre, podrás sorprenderte de los sentimientos que esto despierta en ti. Puede ser duro al principio. Muchas madres dicen que esta es una de las partes más duras del proceso. Han esperado un bebé durante años y se sienten rechazadas y tristes por la falta de interés y afecto de su hijo hacia ellas. Es en este punto, donde todo lo que has aprendido sobre la vinculación y el apego hay que ponerlo en juego. Es un verdadero examen de paternidad, deberás poner a un lado tu sentimientos de incertidumbre e incluso tristeza y darle a tu hijo lo que necesita.
Aquí se inicia el verdadero sentido de la maternidad.

Algunos padres han encontrado que es conveniente llevar algo de comida a los visitas con el niño. Las cuidadoras prefieren cosas saludables como fruta y agua ( deberíais preguntar antes de llevar nada). Los niños no están acostumbrados al azúcar y los caramelos y no es conveniente interrumpir sus horarios de comida en el orfanato.

¿Recordáis las necesidades básicas de la seguridad en el articulo anterior? Tu hijo disfrutará con las que traigas para comer y esto promoverá su confianza en ti. Traed una mochila y llenadla con algún juguete nuevo cada día. Será excitante para vuestro hijo tener algo que le pertenece solo a él. Otra técnica que los padres usan para promover el apego es traer una manta en la que hayan dormido y dejarla con el niño cuando se van. Otras cosas que podéis hacer para vincular al niño es traer libros para leer, fotografías de su nueva familia y su nueva vida, traer un juguete especial cada día, hacer pompas de jabón , cantar una canción cada día y establecer una rutina especial. Recordad que llevará tiempo.

Cuando vayáis a dejar el orfanato, muchos más sentimientos de incertidumbre se pondrán en juego para vuestro hijo. Vuestro hijo se ha acostumbrado a vosotros en su entorno y ahora queréis llevarlo a lo que llamáis hogar, sin mencionar que nunca ha conocido la vida fuera del orfanato, la gente, el ruido, los coches, el movimiento continuo. Algunos niños pueden irse facilmente, mientras que otros se irán gritando y pataleando.

Un familia me contó, que que cada día que visitaban a su hija de tres años, lloraba al máximo que le daban sus pulmones, sí, durante catorce días.

Esta familia me llamó desde Kazajstán y me dijo " nos la vamos a llevar aunque arranque todos los marcos de las puertas hasta la salida". Hoy es una niña pequeña bien adaptada y ajustada a su nueva familia, pero su vida en el orfanato la hizo tener miedo.
Era una niña que había visto desaparecer a algunos de sus amigos cuando venían extraños, ¡ y ahora los extraños la buscaban a ella!.
Todo lo que sabía es que sus amigos se fueron y nunca volvieron. No sabía que había al otro lado.

Otra familia que adoptó a un niño de seis años me contó que el día que dejaron el orfanato, el niño vio el coche y corrió hacia él y nunca más miró hacia atrás. Quería salir de allí y quería una familia.

Deberíais esperar que vuestro hijo se sienta sobreestimulado en su nuevo medio con sonidos, olores, colores, texturas y gustos que nunca ha experimentado. Sus pequeños cerebros están experimentado nuevas conexiones con cada cosa nueva que descubren.

Todo esto a la vez que aprenden un nuevo lenguaje. Recordad que hasta este momento, vuestro hijo, incluso siendo un bebé ha escuchado ruso, kazajo y ahora español, dependiendo del país. Entiende su idioma, incluso si es un bebé, de manera receptiva, y así es como su sistema de sonidos se convierte en lenguaje, en el área del lenguaje de su cerebro.

Para aprender un nuevo lenguaje, todo esto tiene que volver a ser reorganizado. Los niños son fascinantemente absorbentes, y cogen el nuevo idioma rápidamente. Muchas de nuestras familias, dicen que los niños cogen el inglés en 3-6 semanas después de llegar a casa.

Deberíais esperar que vuestro hijo presente retrasos de expresión en el lenguaje, normalmente entienden más de lo que pueden expresar, incluso en su lenguaje natal. Recordad que a estos niños no han tenido la oportunidad de hablar en el orfanato.
Se les ha hablado, se les ha dado directrices, pero no han interactuado como hubiese interactuado un niño desde su nacimiento. Naturalmente, tendrán un retraso en lo que son capaces de expresar.

¿Que podéis hacer para estimular el desarrollo de su lenguaje?
Bombardearlos con el nuevo idioma. Narradle vuestro mundo en palabras de forma que puedan empezar a entender palabras y vuestro lenguaje. Dadles etiquetas verbales para todo. Leedles historias que tengan sonidos repetitivos y patrones de habla, cantad canciones, decidles el nombre de todo lo que vean.
Quedareis fascinados de con qué rapidez los niños lo cogen, son como esponjas para la información.

Recordad que no hay un libro mágico de reglas que seguir.

Tenéis que seguir las directrices de vuestro propio hijo y proporcionarle una dirección y sobre todo tenéis que tener paciencia y tomar distancia de vuestras expectativas y no tener preocupación por vuestro sentimientos, que pueden ser muy contradictorios.

Tenéis que enfocar este momento en vuestro hijo. La paternidad es un abnegado viaje que trae mucha más felicidad de lo que imaginais.

Gracias otra vez a Susan Cotten de WPA, por haberme facilitado estos artículos.

2 de marzo de 2008

Niños vinculados, Niños felices ( II parte)

En el primer artículo, el Dr. Gregory Keck, hablaba del Desorden Reactivo de Vinculación, como uno de los riesgos más importantes de desordenes de la personalidad en niños adoptados.
Estos niños no desarrollan muchas veces la habilidad de establecer relaciones sociales normales, aceptar la responsabilidad por sus acciones o desarrollar empatia hacia los otros. Pueden ser niños normalmente enfadados, desafiantes, que no desarrollan confianza hacia otras personas y el entorno.

Mientras que una vinculación insegura puede ser ambivalente o desorganizada, un desorden de vinculación obedece a un comportamiento continuo, con actitudes que van desde síntomas ligeros a severos comportamientos sociopáticos.
Muchos expertos tratan los síntomas menos severos de apego como problemas de vinculación, y los severos son los realmente diagnosticados como Desorden Reactivo de Vinculación.
Hasta no hace mucho, muchos padres adoptivos asumían que solo los niños institucionalizados adoptados con más de dos o tres años, podían desarrollar RAD y que los bebés menores de un año, superaban la depravación emocional temprana a la que habían estado sometidos al sumergirlos en una familia.
Pero se ha demostrado que niños que parecían estar vinculados de bebés, muestran importantes problemas de apego conforme crecen, con comportamientos inadecuados que derivan de problemas de apego y vinculación no resueltos de forma adecuada cuando fueron pequeños.

Estos comportamientos incluyen rabietas frecuentes, niños fuera de control, desafío y desobediencia, comportamientos destructivos, ineficacia de los métodos de educación normales, niños que se despiertan por la noche para comprobar si sus padres siguen allí, niños "velcro" que necesitan controlar continuamente a su madre, hipervigilantes, que acaparan la atención de la madre de forma continua, acentuándose cuando otros niños o familiares están presentes o cuando los padres realizan otra actividad, incapacidad para jugar solos.

Oiréis decir a muchas personas que el amor es suficiente, que el tiempo lo hará todo, pero no lo es. Debemos entender y aceptar que nuestro hijo es distinto y especial.
Tiene su propia historia, una historia única que ha traído a nosotros como familia y que no pueden entender los amigos y los familiares, e incluso expertos que nunca han tratado con un niño institucionalizado. Nuestro hijo ha pasado por cosas que la mayoría no imagina ni podrá entender.

Existen cuatro áreas de desarrollo que ayudarán a nuestro hijo a crecer, a mejorar y a formar su personalidad.
Son la física ( estructura corporal y habilidades motoras), la cognitiva ( desarrollo mental), la emocional ( personalidad, sentimientos, emociones) y la social ( carácter, moral, valores).
En el desarrollo infantil, estas cuatro áreas están interrelacionadas. y cada una afecta a las demás. Para que el desarrollo normal ocurra, el niño necesita primero un cuidador que responda repetitivamente y consistentemente a sus necesidades.

La vida en el orfanato, ha cubierto las necesidades básicas de nuestro hijo de esta forma:

Comida y nutrición: la comida consiste casi siempre en un tipo de alimento más que en variedad, la comida a veces se les introduce en grandes cantidades, hasta que aprenden a comer solos, de forma muy rápida, y la consistencia de la comida necesita muy poca masticación.

Sueño: los niños duermen en habitaciones con otros niños, raramente están solos, no se les acuna, no se les lee ni tienen rutina de baño

Ropa: no llevan pañales, la ropa a veces es inadecuada para el clima, habitualmente la talla no es la adecuada, no tienen sus propios zapatos.

Control de esfínteres: a los niños se les enseña a usar los antes de que fisiologicamente estén preparados para ello, con frecuencia tan pronto como pueden andar o permanecer sentados, y siempre se inician sin seguir sus necesidades, sino por horarios de tiempo que tienen que ver con el grupo y los horarios del orfanato.

Estimulación y juego: los niños conocen muchas cuidadoras durante sus años de formación y raramente establecen un vínculo con otra persona, ya que normalmente este vínculo es compartido por otros. Raramente ven el mundo más allá de las paredes del orfanato, nunca han viajado.

Las familias que adoptan un hijo, deben estar familiarizadas con el desarrollo normal de los niños y bebés. Un niño en un orfanato tendrá siempre un retraso, posiblemente en las cuatro áreas.
Sin embargo, conocer lo que es normal, nos ayudará a entender técnicas y recursos para promover el desarrollo de nuestros hijos.

Cuando usamos estos estándares, no debemos esperar que nuestro hijo esté al mismo nivel. No han tenido el cuidado, la nutrición o la atención individualizada necesaria para su desarrollo.

Para promover su desarrollo emocional y social, el niño necesita ser educado a su edad social y emocional, y no a su edad biológica. Esto es importantísimo.
No empujemos a nuestros hijos a jugar un rol para el que no están preparados y que les conducirá a sentirse incapaces de manejarse en un entorno, en unas normas, en una edad de desarrollo a la que son ajenos.

Si no reconocemos esto, estamos enfrentándonos a nosotros y a nuestro hijo a problemas a muy largo plazo. La intervención temprana y la detección son las claves.
Incluso en países en los que el cuidado en los orfanatos es excelente, no podemos engañarnos y pensar que los niños son inmunes a los efectos de una vida sin padres.

A veces, los niños manejan las situaciones de forma diferente. Algunos serán extrovertidos y muy amigables, otros serán retraídos y tímidos, mientras que otros tendrán problemas que no pueden verse inicialmente.
Todos estos niños aprenden a copiar mecanismos para adaptarse a la institucionalización.

La intervención temprana proporciona terapia física, ocupacional y lingüística. Comprobad qué hay disponible en vuestra zona y no dudéis en utilizar estos servicios, debemos buscar y dar a nuestros hijos la ayuda que estos niños necesitan.
Hablad con otros padres adoptivos, promoved ideas y recursos con padres que se encuentren en la misma situación. Una actitud activa por vuestra parte será un buen comienzo en la vida de vuestros pequeños.

Y hasta aquí el segundo artículo, en la próximas semanas, colgaré el tercero !

5 de febrero de 2008

Niños vinculados, niños felices ( I parte)

Susan Cotten, de la agencia americana World Patner Adoption, me ha enviado una serie de artículos muy interesantes del Dr. Gregory Keck, Director y fundador del Centro para el Apego y la Vinculación de Ohio, y autor de dos libros que son la base sobre la que muchos padres adoptivos comienzan a entender los problemas relacionados con la conducta de sus hijos, Adopting the Hurt Child y Parenting the Hurt Child.

Todos sabemos que un orfanato no puede sustituir nunca el cuidado y el cariño que los niños reciben de una familia, y muchos de los comportamientos y trastornos de conducta, que a veces se relacionan con hiperactividad y otros trastornos, son sólo el resultado de la institucionalización y de los trastornos de apego y vinculación que derivan de ella.

Estos artículos ayudan a entender las causas y a establecer conductas adecuadas para promover en los pequeños una fuerte vinculación a su nuevo entorno y la familia.
A veces pensamos que los problemas de apego y vinculación están solo relacionados con la adopción de niños mayores, pero en la práctica, son problemas que los niños manifiestan incluso años más tarde de haber sido adoptados como bebés, y no son infrecuentes los casos de Desorden Reactivo de Vinculación (RAD en inglés) en bebés adoptados antes de los dos años.

Es importante saber que estos problemas existen y conocer habilidades que nos permitan reconocerlos y ayudar a nuestros hijos a sentir la estabilidad y seguridad emocional que necesitan cuando llegan a casa.

He extraído de estos artículos casi todo lo que me ha parecido importante, pero si alguno queréis los textos originales en inglés, no tenéis más que decírmelo y os los paso.

PRIMER ARTÍCULO

El propósito de todos los padres cuando adoptan a un hijo es establecer una conexión emocional con el pequeño, pero hay que recordar que esto no ocurre de inmediato, y es debido a que los niños institucionalizados no han tenido cubiertas sus necesidades básicas.

Estos niños han aprendido a manejarse por su cuenta la mayor parte del día, a saber que llorar no les dará ningún resultado, a no pedir cosas que nunca les darán, han cerrado su línea de comunicación con los adultos porque aprenden que esto no les conduce a nada.
En definitiva, han aprendido a funcionar con los parámetros de su mundo, establecidos por la rígida rutina de un orfanato.

Adoptar a un niño institucionalizado, significa que este niño ha vivido al menos tres transiciones, su madre biológica, el orfanato, la familia adoptiva.
La separación de su madre biológica será siempre traumática para un niño, independientemente de la edad a la que se produzca.
Una vez abandonado, al niño se le sumerge en un entorno no familiar con muchas personas distintas que cuidan de él, y en el que las necesidades básicas de los niños se ven cubiertas, no de acuerdo a sus necesidades, sino a las necesidades de los cuidadores.

Estos les hace desarrollar una serie de comportamientos, que vemos en las primeras visitas y que son fácilmente reconocibles en muchos de los niños adoptados.

Pobre contacto visual o mirada vacía
Se resisten al cuidado o a ser reconfortados
Lloran raramente ( niños buenos en exceso)
Retraso psicomotor
Se ponen rígidos cuando se les coge o abraza
No se sujetan a los adultos cuando se les coge ( no hay reciprocidad)
Cuando se les sujeta la barbilla para que nos miren, vuelven la cara
Se resisten a que se les toque la cabeza ( peinar, lavar, cortar)
Se niegan a dormir o tienen una actividad física continua
Problemas de alimentación ( se niegan a comer o lo hacen de forma incontrolada)


En esencia, los niños tienen una edad biológica, pero son mucho más pequeños social y emocionalmente, y necesitan nuestra compresión y que entendamos sus necesidades.
Hay mucho tiempo en sus vidas que necesita y debe ser recuperado, dando a nuestros hijos tiempo para el ajuste y la vinculación.

Es un proceso largo, que llevará tiempo y paciencia. Es importante olvidar nuestras expectativas y centrarnos en lo que el niño espera y necesita de nosotros.
Recordemos que el niño espera una relación de confianza, y que el amor vendrá después de afianzar esa relación de confianza.

Una analogía que puede ser muy útil es comparar el desarrollo del niño con la construcción y mantenimiento de una casa. No podemos concebir construir una casa sin hacerlo desde los cimientos, que le proporciona estabilidad y solidez.
Una vez que los cimientos están construidos, comenzamos a construir las paredes, el tejado, las divisiones. La decoración y los muebles le darán después la calidez y el carácter. Posteriormente añadiremos el jardín, haremos reformas, la ampliaremos. Utilizamos diversas reparaciones para mantenerla y protegerla.
En esencia, alimentamos nuestra casa para mantenerla y darle su carácter.

De la misma forma, convertirnos en personas sanas y productivas para la sociedad requiere unos cimientos sólidos.
A través de las personas que nos cuidan y de los modelos que vemos , aprendemos a hablar, a correr, a caminar. Desarrollamos un repertorio de habilidades, recursos y talentos.
Aprendemos lo que nos gusta y lo que no, lo correcto y lo incorrecto, aprendemos a interactuar, a crecer y a mejorar, a desarrollar nuestra personalidad y a integrarnos en la sociedad.

Debemos centrarnos en reparar los cimientos de nuestro hijo. La vinculación son los cimientos para su desarrollo y bienestar. Nuestro hijo tiene necesidades y desea que le mostremos que puede confiar en nosotros y que podremos satisfacer sus necesidades.

Hay siete necesidades básicas que debemos promover para que un niño establezca una confianza y un desarrollo estables. Son el contacto visual, el contacto físico, el movimiento, el olor, el habla, el calor y la comida.
Si consideremos todas estas áreas y trabajamos para asegurar estas necesidades, la vinculación y la confianza crecerán y se desarrollarán con el tiempo.

Estos son algunos aspectos en los que se debemos trabajar para que el niño aprenda a confiar en nosotros y sepa que resolveremos sus necesidades.

Contacto visual , juega al cucú tra, mientras que lo tienes en brazos: sujeta un objeto, una galleta o un juguete y decidle que os lo pida mirándote a los ojos. Si el niño se niega a mirarte directamente, hazlo las primeras semanas a través de un espejo en el que pueda hacerlo de forma indirecta.

Contacto físico: Cógelo en brazos cada día o si es mayor abrazalo y siéntalo sobre ti, los niños lo demandan, lo necesitan. No se puede ignorar a un niño que ha sido adoptado. Podemos usar masajes, cogerle de la mano, en brazos, esto nunca debe cansarnos.

Movimiento: Balancea a tu hijo, haz pompas de jabón con él y jugad a explotarlas juntos, baila con él, siéntalo sobre tus rodillas y balancéalo, colúmpiate junto a él.

Olor: cuando aún estés en el país, deja una pequeña manta para él. De esta forma, absorberá los olores que le son familiares en el orfanato y deja que la traiga a casa y duerma con ella.
Si le llevas un peluche, compra dos iguales, ponle el perfume que normalmente usas y deja uno allí, el otro estará esperándolo en casa, ya que normalmente no estará cuando volvais a viajar y es una manera de que el pequeño lo asocie con algo familiar.

Habla: canta siempre las mismas nanas o canciones, lee con tu hijo, habla enfatizando la entonación, las palabras y los estados de ánimo para bombardearlos con su nuevo idioma, recuerda que aunque no hable el idioma lo entiende , y debe que cambiar su sistema de sonidos por completo, esto lleva tiempo.

Calor: usa sábanas y mantas calentitas, busca lugares cálidos donde pueda estar tu hijo

Alimentación: trata de introducir papillas si la edad es apropiada, mantén al niño lo más cerca posible de ti mientras lo alimentas.

La comida nunca debe ser restringida ni ser el escenario de una batalla. En el orfanato su estómago nunca está lleno, no puede regular el hambre por sí solo, y ahora tiene que aprender a hacerlo y a confiar en que siempre habrá comida disponible.
Los niños a veces comen al llegar como si no existiese el mañana, esto es completamente normal. Cuando se habitúan a que habrá comida cuando tengan hambre, esto desaparece, pero lleva un tiempo de normalización.
Alimenta a tu hijo, cógelo, míralo mientras lo alimentas, la seguridad y la confianza que le da saber que tendrá cubiertas sus necesidades básicas, son la base de una fuerte vinculación a la familia.

Sueño: Los niños están acostumbrados a dormir con muchos otros niños, a compartir las camas, a ser arropados fuertemente para protegerles, y no están acostumbrados a una rutina para dormir. La habitación que les preparamos puede tener demasiadas cosas que les sobreestimulen. Pueden tener miedo o despertarse con pesadillas y terrores nocturnos.
A los niños les encanta la rutina y necesitaremos establecerla para dormir, de forma que puedan aprender a confiar y a pasar las noches con normalidad.

Si nuestro hijo aprende que somos consecuentes y que puede establecer una relación de confianza con nosotros, entonces comenzará a recompensarnos por el amor y el cuidado que ha recibido.
Tenemos que entender que nuestro hijo inconscientemente conoció a su madre e instintivamente quiere estar con ella. Si somos pacientes y estamos atentos a las necesidades de nuestro hijo, podremos comenzar a construir de nuevo los elementos que perdió siendo muy pequeño.

Ser padres de un niño adoptado es ser padres y algo más. Si usamos nuestra comprensión y empatía, nuestra relación puede convertirse en una fuerte conexión basada en el amor y la confianza.

Y hasta aquí el primer articulo, en las próximas semanas colgaré los dos siguientes!

3 de febrero de 2008

Cuadernos de Atención a la Diversidad

Para los que adoptamos niños mayores, he encontrado estos cuadernos de Atención a la Diversidad, que usan en los programas de Atención lingüística en algunos colegios públicos de Andalucia.

Los hay de lenguaje, caligrafía, cálculo y tratan de ayudar a los niños a trabajar el lenguaje y la compresión lectora.
También hay cuentos para educar en valores y en la integración.

Los niños en Kazajstán empiezan la escuela a los siete años, por lo que antes de esa edad, no saben leer ni escribir el alfabeto cirílico, solo pequeñas nociones.

Los cuadernos de lenguaje constan de cinco niveles, desde iniciación a cuarto nivel, cada nivel consta a su vez de tres cuadernos.
En el nivel iniciación, los cuadernos son: Leo sílabas directas I, Leo sílabas directas II y Sílabas inversas.
En primer nivel son Leo sílabas trabadas, Leo frases y Leo párrafos.

Los niveles segundo, tercero y cuarto, son todos de lectura de textos de menor a mayor complejidad, incidiendo en la comprensión y expresión oral, la velocidad lectora y la composición escrita.
El lenguaje es muy importante, porque si los niños carecen de comprensión lectora, les será realmente difícil llegar al nivel de otros niños en la escuela.
Cada cuaderno vale cinco euros y los edita Grupo Editorial Universitario.
En Sevilla los he encontrado en la Librería Beta, aunque les suelen faltar muchos números.

La editorial los vende también de forma directa en esta página web,http://editorial-geu.com/tienda/ , en la que podéis acceder a todo lo que publican, y donde hay muchos libros que me han parecido interesantes.