2 de marzo de 2008

Niños vinculados, Niños felices ( II parte)

En el primer artículo, el Dr. Gregory Keck, hablaba del Desorden Reactivo de Vinculación, como uno de los riesgos más importantes de desordenes de la personalidad en niños adoptados.
Estos niños no desarrollan muchas veces la habilidad de establecer relaciones sociales normales, aceptar la responsabilidad por sus acciones o desarrollar empatia hacia los otros. Pueden ser niños normalmente enfadados, desafiantes, que no desarrollan confianza hacia otras personas y el entorno.

Mientras que una vinculación insegura puede ser ambivalente o desorganizada, un desorden de vinculación obedece a un comportamiento continuo, con actitudes que van desde síntomas ligeros a severos comportamientos sociopáticos.
Muchos expertos tratan los síntomas menos severos de apego como problemas de vinculación, y los severos son los realmente diagnosticados como Desorden Reactivo de Vinculación.
Hasta no hace mucho, muchos padres adoptivos asumían que solo los niños institucionalizados adoptados con más de dos o tres años, podían desarrollar RAD y que los bebés menores de un año, superaban la depravación emocional temprana a la que habían estado sometidos al sumergirlos en una familia.
Pero se ha demostrado que niños que parecían estar vinculados de bebés, muestran importantes problemas de apego conforme crecen, con comportamientos inadecuados que derivan de problemas de apego y vinculación no resueltos de forma adecuada cuando fueron pequeños.

Estos comportamientos incluyen rabietas frecuentes, niños fuera de control, desafío y desobediencia, comportamientos destructivos, ineficacia de los métodos de educación normales, niños que se despiertan por la noche para comprobar si sus padres siguen allí, niños "velcro" que necesitan controlar continuamente a su madre, hipervigilantes, que acaparan la atención de la madre de forma continua, acentuándose cuando otros niños o familiares están presentes o cuando los padres realizan otra actividad, incapacidad para jugar solos.

Oiréis decir a muchas personas que el amor es suficiente, que el tiempo lo hará todo, pero no lo es. Debemos entender y aceptar que nuestro hijo es distinto y especial.
Tiene su propia historia, una historia única que ha traído a nosotros como familia y que no pueden entender los amigos y los familiares, e incluso expertos que nunca han tratado con un niño institucionalizado. Nuestro hijo ha pasado por cosas que la mayoría no imagina ni podrá entender.

Existen cuatro áreas de desarrollo que ayudarán a nuestro hijo a crecer, a mejorar y a formar su personalidad.
Son la física ( estructura corporal y habilidades motoras), la cognitiva ( desarrollo mental), la emocional ( personalidad, sentimientos, emociones) y la social ( carácter, moral, valores).
En el desarrollo infantil, estas cuatro áreas están interrelacionadas. y cada una afecta a las demás. Para que el desarrollo normal ocurra, el niño necesita primero un cuidador que responda repetitivamente y consistentemente a sus necesidades.

La vida en el orfanato, ha cubierto las necesidades básicas de nuestro hijo de esta forma:

Comida y nutrición: la comida consiste casi siempre en un tipo de alimento más que en variedad, la comida a veces se les introduce en grandes cantidades, hasta que aprenden a comer solos, de forma muy rápida, y la consistencia de la comida necesita muy poca masticación.

Sueño: los niños duermen en habitaciones con otros niños, raramente están solos, no se les acuna, no se les lee ni tienen rutina de baño

Ropa: no llevan pañales, la ropa a veces es inadecuada para el clima, habitualmente la talla no es la adecuada, no tienen sus propios zapatos.

Control de esfínteres: a los niños se les enseña a usar los antes de que fisiologicamente estén preparados para ello, con frecuencia tan pronto como pueden andar o permanecer sentados, y siempre se inician sin seguir sus necesidades, sino por horarios de tiempo que tienen que ver con el grupo y los horarios del orfanato.

Estimulación y juego: los niños conocen muchas cuidadoras durante sus años de formación y raramente establecen un vínculo con otra persona, ya que normalmente este vínculo es compartido por otros. Raramente ven el mundo más allá de las paredes del orfanato, nunca han viajado.

Las familias que adoptan un hijo, deben estar familiarizadas con el desarrollo normal de los niños y bebés. Un niño en un orfanato tendrá siempre un retraso, posiblemente en las cuatro áreas.
Sin embargo, conocer lo que es normal, nos ayudará a entender técnicas y recursos para promover el desarrollo de nuestros hijos.

Cuando usamos estos estándares, no debemos esperar que nuestro hijo esté al mismo nivel. No han tenido el cuidado, la nutrición o la atención individualizada necesaria para su desarrollo.

Para promover su desarrollo emocional y social, el niño necesita ser educado a su edad social y emocional, y no a su edad biológica. Esto es importantísimo.
No empujemos a nuestros hijos a jugar un rol para el que no están preparados y que les conducirá a sentirse incapaces de manejarse en un entorno, en unas normas, en una edad de desarrollo a la que son ajenos.

Si no reconocemos esto, estamos enfrentándonos a nosotros y a nuestro hijo a problemas a muy largo plazo. La intervención temprana y la detección son las claves.
Incluso en países en los que el cuidado en los orfanatos es excelente, no podemos engañarnos y pensar que los niños son inmunes a los efectos de una vida sin padres.

A veces, los niños manejan las situaciones de forma diferente. Algunos serán extrovertidos y muy amigables, otros serán retraídos y tímidos, mientras que otros tendrán problemas que no pueden verse inicialmente.
Todos estos niños aprenden a copiar mecanismos para adaptarse a la institucionalización.

La intervención temprana proporciona terapia física, ocupacional y lingüística. Comprobad qué hay disponible en vuestra zona y no dudéis en utilizar estos servicios, debemos buscar y dar a nuestros hijos la ayuda que estos niños necesitan.
Hablad con otros padres adoptivos, promoved ideas y recursos con padres que se encuentren en la misma situación. Una actitud activa por vuestra parte será un buen comienzo en la vida de vuestros pequeños.

Y hasta aquí el segundo artículo, en la próximas semanas, colgaré el tercero !